Xosé Neira Vilas, el escritor que mejor retrató la Galicia rural a tres mil kilómetros y doce años de distancia
Nuestro hombre en La Habana
Fue un aldeano precoz de Vila de Cruces que descubrió la amplitud del universo en los catálogos extraviados por correo. Y también un emigrante que se convirtió en un escritor tardío. Xosé Neira Vilas, uno de los últimos testigos de la epopeya emigrante en América, es el autor del libro más leído de la literatura gallega. Pero eso no basta para hacerle retornar de La Habana, dónde España perdió un imperio pero Galicia todavía deja huella
En la última página de «Memorias dun neno labrego», la obra más leída y difundida de la literatura gallega, hasta el punto de que se podría decir que es nuestro primer y único best-seller, se cuenta la emoción de Balbino-un rapaz de aldea. Coma que dís, un ninguén- al recibir una carta de su amigo Lelo desde la lejana América. -¡A primeira carta que recibía na miña vida!. Xosé Neira Vilas, que hizo un mundo de los apenas 20 años que vivió en Galicia, debe quizás su destino de escritor al Correo, una institución que en los países anglosajones se precia de ser la más seria del estado, pero que aquí acostumbra a perder más de una carta. Y muchas más recién acabada la guerra civil, en 1940, cuando el jovencísimo hijo del cartero de Gres, una aldea pontevedresa de Cruces, descubrió la amplitud del universo en los catalógos de libros extraviados que el correo arrojaba a la cartería de su padre como si fueran los restos fabulosos de un naufragio. Eu tiña entón doce anos e escribíalle as editoriais de Barcelona, pedíndolle libros. Mercábaos cos cartos que apañaba xuntando graos de centeo ou coas propinas por coidar do cabalo do médico. Os catálogos puxerónme en contacto cunha librería de Vigo, a de Julián Buceta, na rúa Policarpo Sanz, que curiosamente tiña libros galegos da época da República, que estaban rigurosamente prohibidos. Eu líallos ós meus irmáns pequenos pola noite, á luz do candil.
Xosé Neira, hijo y nieto de labradores que desempeñaron además oficios complementarios como la carpintería o la música, recuerda que desde muy pequeño quiso escribir. E escribir en galego. É curioso, mesmo visto por min agora, despois de tantos anos, porque non partía de ningunha posición ideolóxica. Era unha pura intuición. os nove anos castigáronme na escola por mandarIle un recado en galego a un compañeiro. Eu non entendía porque a lingua que falaba non podía escribila. El correo -a través del cual siguió unos cursos de comercio- le trajo también a este adolescente una envidiable situación como oficinista de un aserradero. Pero ser uno de los contados aldeanos que ganaban 600 pesetas de entonces no le permitía acceder a una formación que estaba reservada a las ciudades -Vigo ou Santiago, onde tentei vanamente conseguir un traballo-. Así que este lector precoz que sería un escritor tardío -su primer libro de prosa se editó cuando ya había cumplido 34 años- abandonó por Buenos Aires un mundo que tardaría 24 años en volver a ver, pero que nunca dejó de imaginar obsesivamente, hasta el punto de que sus recuerdos, reunidos doce años después de su marcha al otro lado del mar en «Memorias dun neno labrego», son hoy la Galicia real que se estudia en varias universidades europeas. Eu cheque¡ en 1972 preguntando ata polos árbores da miña aldea: aquela cerdeira, aquel loureiro...¿E quén se acorda?, decíanme os paisanos. Eu acordábame de cada ún deles. Leveinos na miña retina e non deixara de velos 24 anos
despois. Era como se resucitara, e máis nalguén que vivira sempre nesa ensoñación dun país deixado e lonxano pero ó tempo querido.
Un buque alegóricamente llamado «Cabo de Buena Esperanza» desembarcó a Xosé Neira Vilas en aquella enriquecida Argentina del primer peronismo que alimentaba a una Europa destruida y ensayaba las primeras nacionalizaciones económicas en América Latina. Fixen todo tipo de traballos: obreiro, panadeiro, vendedor de paraguas... e outra vez oficinista nunha casa de madeiras. Importábanas de Paraguay e tiñan fermosos e sonoros nomes guaraníes: guatambú, petiribí... Recordo levarlle moitas delas a Luis Seoane, que as experimentaba nos seus grabados. En aquella sociedad del bienestar en la que un carné permitía rebajas del 40 por ciento en grandes almacenes sindicales donde se podía adquirir desde café hasta un automóvil, el aldeano de Cruces descubrió a Camus, Sartre, Kafka y Faulkner en los centros de estudio nocturno, donde cursó desde música hasta periodismo. Pero, sobre todo, encontraría un país que acababa de abandonar y del que nada sospechaba, pero que latía con fuerza en aquella ciudad en la que vivían 400.000 gallegos y en la que el Centro Ourensán editó el «Sempre en Galiza» clandestinamente en Galicia más aaelante con la complicidad de un distribuidor mejicano. Allí trabó amistad con Seoane, Díaz Pardo, Blanco Amor, Suárez Picallo, Lorenzo Varela, Arturo Cuadrado... y participó en la fundación de las Mocedades Galeguistas de Buenos Aires, en 1953, y en la celebración del Primer Congreso da Emigración Galega, en 1956 -al que acudieron entre otros Emilio González López, desde Nueva York; Francisco Comesaña, desde Méjico; Xerardo Alvarez Gallego, el cuñado de Bóveda, desde Cuba, o Xosé Velo, que tomaría parte años después en el secuestro del transatlántico «Santa María»-.
En 1957, poco antes de casarse con la escritora Anisia Miranda, cubana hija de emigrantes orensanos, fundan «Follas Novas», la sociedad editorial que más divulgó la literatura gallega en América. Eu era un mozo novo absorbido polo descubrimento de Galicia e apenas participaba políticamente na Arxentina. Pero ¡so non quere decir que os galegos vivésemos de espaldas a istes países. Había galegos dirixentes sindicáis e ten habido galegos torturados por opoñerse ó sistema. En Cuba, xa na época do tirano Machado, nos anos 30, foron deportados moitos galegos, como un que Ile chamaban Balsa ó que despóis mataron aquí no 36.
El activismo político que Neira Vilas no vivió entonces en Argentina ni se decide a proclamar ahora en Galicia, a donde viaja cada vez con mayor frecuencia -todo o que sexa traballar pola identidade de Galicia está ben, pero aínda non cheque¡ ó fondo de cales son as vías-, emergió en Cuba, país al que llegó en 1961 porque quería vivir a experiencia dun proceso revolucionario, dun cambio radical na sociedade.
Neira Vilas mantuvo una relación muy intensa con Ernesto Che Guevara, con quien trabajó en el ministerio de Industrias cubano. Allí comenzó dirigiendo el abastecimiento de una empresa automotriz y más tarde se especializó en los organismos internacionales con los que Cuba mantenía convenios de colaboque en 196J se retiro a una revista de literatura infantil, «Zun-Zun», con una tirada de 250.000 ejemplares. Pero nunca aceptó el ofrecimiento que recibió a su llegada para incorporarse a la redacción de un periódico. Teño falado moito con Blanco Amor que o peor que Ile pode pasar a ún é profesionalizar a súa vocación. Ahora, 30 años después, permanece encantado con la revolución de Castro y lamenta la desinformación de la sociedad española acerca de la cubana: Alá non existen presos de conciencia, nin se detén a ninguén por pensar. A xente opina e discrepa nas rúas. En 32 anos, non houbo en Cuba unha tortura nin un desaparecido. ¡so corresponde a outros países.
Xosé Neira Vilas escribió en Cuba toda su obra, a excepción de «Memoria dun neno labrego». Y aquí desarrolló también un intenso trabajo de investigación sobre la odisea gallega en América -especialmente «Galegos no golfo de México» e «Historias de emigrantes»-, algo de lo que aquí se sabe todavía muy poco y que, para el escritor, es la causa de la incomprensión que algunos sectores políticos demuestran ante la relación que mantienen Fraga y Fidel.
Penso que ningún político medianamente intelixente pode deixar de lado o profundo vencello histórico que ha¡ entre Cuba e Galicia. Quizáis en Cuba haza unha relación espiritual con Galicia máis forte que con ningún país de América. Un estadista, sexa Fraga ou Fidel, ten dereito tamén a ter sentimentos. Pese al éxito de la película «Los reyes del mambo», nadie ha reparado en que en la versión original de Hijuelos, escrita en inglés -«The Mambo Kings plays songs of love»- existe un asterisco para explicar a pie de página la voz gallego, donde se dice que son los más arrogantes y sacrificados de entre los cubanos, procedentes de una tierra de brumas sucesivamente invalida por bárbaros que les legaron un carácter guerrero y melancólico; muchos de los que fueron a sofocarla independencia cubana eran gallegos y se quedaron. Ou coma Francisco Villamil, un labrador galego que chegou a xeneral do exército independentista. En Cuba, ó revés que en México ou Arxentina, tan pronto rematou a guerra de independencia, todos tan amigos. Os galegos continuaron cos seus comercios e as súas voces, como magoar ou escarranchado, oénse aínda hoxe na illa.
Este último verano, ya jubilado en Cuba, Neira Vilas ha recibido más sugerencias que nunca para reestablecerse en su tierra. Mientras se debate en la duda, parece recapacitar en una añoranza de ida'y vuelta que ahora comprende a dos patrias. A lo mejor le ha llegado el momento de aplicarse el consejo que un día puso en boca del padre de Balbino: Cando medres farás vida por aquí, sin andar batendo o zoco polo mundo adiante.
Téñenme dito que a miña literatura é sempre rural. É así nas que se refiren a un ámbito galego, non así as que están localizadas en Buenos Aires ou na Habana. Pero o cerco é que aínda hoxe as cidades galegas están habitadas por aldeanos e eu non sei o por Neira dilas rebato mejor que nadie la Galicia rural pese a escribir «Memorias dun neno labrego» a miles de kilómetros y una docena de años de distancia. Su primer libro de prosa, publicado en 1961 en Buenos Aires, cuando ya había decidido marcharse a Cuba, es todavía la obra más difundida de la literatura gallega. (En Galicia va por las 16 ediciones y los 150.000 ejemplares vendidos.) Ha sido traducido a multitud de idiomas, entre ellos el ruso y el chino; figura junto a un estudio sobre la literatura gallega en una edición alemana editada por la universidad de Leipzig; se utilizó como tesis de licenciatura en la universidad de Roma; fue representada en idioma maya en todo el YuMéjico y, muy recientemente, la televisión italiana ha adquirido los derechos para llevar dos capítulos a la pequeña pantalla. Escribino nun café de barrio de Villa Urquiza, en Buenos Aires e o seu primeiro lector foi un camarero galego. Eu son o primeiro sorprendido polo que aconteceu despois con este libro. Non o podo explicar... non sei por qué; ó millor o rapaz é máis universal do que parece.