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Nota bio-bibliográfica
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KRUCKENBERG SANJURJO, Maria del Carmen

Nació el 3 de junio de 1926 en Vigo donde estudió, sin terminarlo, el Bachillerato alemán y donde reside en la actualidad. Compone versos desde los 14 años, y desde adolescente lee con pasión poesia, especialmente los libros de Antonio Machado, Rilke, Baudelaire y Rosalia de Castro, «que a los 18 anos sabia de memoria». Pero después frecuentara a los poetas castellanos del Grupo de 1927 y, posteriormente, a los del Siglo de Oro. De los poetas gallegos del XIX prefiere Pondal a Curros y, respecto de los contemporáneos, el preferido es Celso Emilio Ferreiro; también estima a A. Iglesia Alvariño. Confiesa que, como lectora, debe valiosas y numerosas orientaciones a la escritora Concha Lagos, a la sazón en Vigo.

Muy joven asiste a la tertulia de la taberna «amada» (1945-49) con Eduardo Moreiras; Celso Collazo, Emilio y Xosé Mª Alvarez Blàzquez, Laxeiro, Celso Emilio Ferreiro, Prego de Oliver, etc. Estuvo presente en cuanta actividad poética tenia lugar en Vigo, y en ellas su innegable y extraordinario atractivo (belleza, precocidad literaria, poliglotismo, discreta iconoclastia...) suscitó comentarios, inspiró poemas, originó cuadros (el estupendo retrato de Laxeiro de 1946, por ejemplo), etc.

En 1949, tras casarse con Ezio Pusone va a Italia y, poco después, a Buenos Aires, donde residirá hasta marzo de 1953. Allí se producirá la separación matrimonial, allí nacerá su hija Cristina (1952) y allí conectará con importantes intelectuales: Rafael Alberti («que fue como mi padre en América»), Miguel Àngel Asturias, Alejandro Casona, Arturo Cuadrado, Luis Seoane, Borges, Lorenzo Varela, Mª Rasa Oliver, Díaz Pardo, Emilio Pita... En sus viajes a Montevideo conoce y trata a Juana de Ibarbourou y a Clara Silva. A Castelao, ya entonces muy enfermo, lo visitó dos veces, y en las dos conversaciones el tema central fue Roberto G. Pastoriza, viejo amigo del ilustre exiliado y tío de la poetisa. Viajó, desde Buenos Aires a Brasil.

Ya en España (1953), reside tres meses en Madrid donde se relaciona con Vicente Aleixandre (del que conserva bastantes cartas), Gerardo Diego y los escritores que hacían la revista Garcilaso. Después de una temporada en Vigo, viaja, en 1954, durante nueve meses, a Estados Unidos, viaje fructíero que le permite conocer a Francisco García Lorca, Laura de los Ríos, Salvador de Madariaga, Jorge Guillén, Regino Sainz de la Maza y, sobre todo, a la profesora y poetisa Marina Romero. Reside en Vigo desde 1955, y aprovecha cualquier oportunidad para viajar a los más diversos países de Europa.

Desde hace años María del Carmen gana el modus vivendi como visitadora científica de una casa de productos farmacéuticos, trabajo que le deja poco tiempo para la literatura y para la pasión de la lectura. A veces dibuja o pinta, faceta que hereda de su padre, Gustavo Kruckenberg, guien fue, también, un buen coleccionista de arte. Maria del Carmen Kruckenberg, pasa a nacer y a educarse en una familia muy conservadora (su padre se afïlió a Falange Española en 1932), vivió en una atmósfera de sensibilidad y en un clima donde determinadas actitudes auténticas encontraban comprensión. Son las actitudes que la escritora proclama en un poema, Guerra Civil, de 1969:

La guerra se oxidaba con la guerra.
Otros nuevos colores me llenaron
de luz y de alegría...


La obra poética. Hasta el momento son trece los volúmenes publicados, en general de corta extensión: nueve en castellano y cuatro en gallego. En algunos inventarios bibliográficos figura como primero en el tiempo, 1953, el titulado Palabras olvidadas, en realidad una carpeta con tres poemas. Eran unas páginas para la paz o por la paz con versos como «enterremos las armas» y preguntar como «¿Y los hombres de buena voluntad?» Según la cubierta, el «libro» se editó, en 1953, en Buenos Aires, y en él no se consigna ningún otro dato referente a editorial, colección o imprenta. En realidad la pequeña carpeta fue impresa en Vigo en 1956, en el mismo taller en que se imprimió, meses antes, Voz y voto de Celso Emilio Ferreiro, libro «editado» en Montevideo por la colección «Papel de estraza».

Nos puntualiza María del Carmen Kruckenberg que Las palabras olvidadas es su tercer libro y que el primero, impreso en Vigo enero de 1956, había sido escrito años antes. Se trata de Cantigas do vento, título sugerido por Rafael Alberti, quien -añade la autora- «hizo la selección de los poemas». El volumen, elogiado abundantemente por M. Sánchez Camargo y por A. Iglesia Alvariño (carta), conecta alguna vez con la canción del pueblo:

De tanto quererche, nena,
sabes o que me pasóu?
 Rompéuseme, ai, a camisa
do lado do corazón.

El capítulo dedicado Aos mariñeiros, meus amigos, apareció primero en la revista Poesia Española (núm. 48, 1955).

De 1956 es también el breve libro en castellano Los parajes inmóviles (Vigo, abril), prologado por Celso Emilio Ferreiro. Al año siguiente publica, de nuevo en Vigo, Rumor de tiempo, que Iglesia Alvariño considera «el libro de versos más sencillamente verdaderos que se publicó en Galicia hace mucho tiempo» (carta del 19-XI-1958). La primera parte del volumen es una entrega, no sólo espiritual, al amor, y en la segunda abundar las páginas «existenciales» (miedo, preguntar...).

Farol de aire (Vigo, 1958) son poemas, dedicados a niños, sobre temas infantiles: el barquillero, el circo, el trompo, etc. Ilustrado con dibujos de la propia autora, constituye, dentro de su género, un libro grato y muy logrado.

De 1960 es Poemas inevitables, el libro castellano que la autora considera más importante. Estamos ante el diario de un poeta que cuenta sus angustias con transparencia. En buena parte es distinto el volumen Poemas y canciones de aquí y de allí, publicado dos años después por la colección bilbaína «Alrededor de la mesa». En ase año aparace su segundo libro en lengua gallega, esta vez en la colección «Salnés»: Canaval de ouro. En sus páginas hay notas y actitudes ya vistas en volúmenes anteriores.

De pronto, en 1964, un libro singular entre nosotros: Tauromaquia en línea y verso. Publicado en Vigo, en una edición de 250 ejemplares, contiene usos dibujos de la autora que llustran muy adecuadamente un poemario que Vicente Aleixandre (carta) enjuicia con estas palabras: «Ha hecho V. algo no frecuente: tratar el tema taurino con personalidad [...]. Difícil es elegir, pero, sin decepción de lo anterior, a mí este libro es quizá el que más me atrae de los suyos. Acaso por lo que tiene de dificultad y victoria. Al lado de sus versos hay que colocar sus dibujos. Línea y verso dan esta obra armónica, vibrante y aguda.»

En ese mismo año sale en Vigo, en edición de la autora, como otras veces, Memoria de mi sueño, poemario en el que se asoma a momentos decisivos (no sólo para ella) como la guerra civil, la II Guerra Mundial, el llanto de los niños que sufren injusticias [...] Álvaro Cunqueiro (Faro de Vigo) lo calificó así: «Un hermoso libro. Para mí el más profundo, el más verdadero y personal de María del Carmen Kruckenberg.»

Un libro muy bien trovado es Cantigas de amigo a Ramón Gonzàlez Sierra  do Pampillón (Vigo, 1972), última página importante del neotrovadorismo gallego, esa corriente que, de Bouza Brey a hoy, trata de imitar ciertos recursos lingüísticos y métricos de nuestros autores medievales. Sépase que la autora posee una cierta familiaridad con los Cancioneiros de la Edad Media, como lo demuestra el hecho de una antología poética entregada, hace años, a José Bergamín, antología que aún no ha visto la luz. También está en gallego A sombra ergueita (Vigo, 1976), que María del Carmen Kruckenberg considera su mejor libro en esta lengua y que a nosotros nos parece el mejor de sus trece títulos. Estan en él los dolores de su vida, expresados con una temperatura estética no alcanzada en las páginas anteriores. En algún poema aparecen «los otros» en un mundo que no es justo, que no es cabal, y es en estas páginas donde uno percibe una cierta influencia de Celso Emilio Ferreiro. Ejemplo de esto y de buen poema es el número 12:

Un día pasóu un neno
levando antre os labres
un ronsel de axóuxeres,
e ninguén o escoitóu.
Outro día pasóu un home
coa lúa ó lombo
 pra sementala no peito,
e ninguén lle falóu.
No outro día pasóu un vello,
malferido de anguria
e mollado de noxo,
e ninguén o miróu.
...E onte, unha muller,
orballada de medo,
 pasóu correndo
sin voltar a faciana, berrando,
espantada pola morte,
e ninguén a choróu.


De 1980 es su último libro, Cantares de mi silencio, núm. 2 de la «Colección particular Acebo» (Vigo). Prepara en este momento un volumen en lengua gallega.

Su obra poética, realmente extensa y polifacética, no ha sido estudiada por nuestros críticos, y sólo en muy pequeña parte es conocida, entre nosotros, por un número muy escaso de lectores. Una antología severa de los trece volúmenes definiría con precisión su voz de poeta, un poeta que, avasallado por la vida, no siempre canta en su verdadera voz.

 

Otras actividades literarias. Poemas suyos han sido publicados, por lo menos, en las siguientes revistas literarias: Alba (Vigo), El Cobaya (Ávila), Papeles de Son Armadans (Palma de Mallorca), Poesia Española (Madrid), Olalla (Mérida) y Ágora (Madrid). Durante varios años publicó versos en La Nueva España de Oviedo. En 1959 se editaron dos discos de poemas, uno en gallego y otro en castellano, recitados por la misma autora.

Algunas de sus pasiones de lectora aparecen en su obra de traductora: Trilogía española de Rilke (en colaboración con A. Vázquez de Parga) y Cantos del sexto Dalai-Lama («Papeles de Son Armadans», 1968).

En prosa castellana es autora de un excelente relato titulado El nieto de la sirena, que fue ilustrado por Mª Victoria de la Fuente (Colección Jordán, Vigo, 1968). Durante 15 años colaboró semanalmente, como articulista, en Faro de Vigo. Que sepamos no ha escrito prosa en lengua gallega (X. A. M.)