María del Carmen Kruckenberg, nació en Vigo, frente al mar de Martín Códax. Hizo sus primeros estudios en el Colegio alemán; estudios que después no continuó por su carencia de voluntad de sometimiento a las disciplinas y horarios docentes y, sobre todo, por su afán de andar y ver, de sentir y cantar. Paradójicamente, por aquello que decía Keyserling de que el ser y el hacer rara vez coinciden en una misma persona, María del Carmen Kruckenberg lee y estudia por su cuenta y riesgo, con esa voracidad insaciable que caracteriza al autodidacta y, en términos generales, a todo ser que supedita los valores intelectuales -que en María del Carmen son muchos- a su curiosidad y sensibilidad dictadoras.

     Viaja a su antojo por la geografía del mundo civilizado. En sus itinerarios pueden contarse Alemania, Holanda, Austria, Francia, Italia, Portugal, Uruguay, Argentina, Brasil y Norteamérica. De sus lecturas y viajes extrae el conocimiento de tres idiomas -sin contar el materno gallego- y además la experiencia vital, que Rilke consideraba imprescindible a todo poeta verdadero.

     Su primer libro "Las palabras olvidadas" se editó en Buenos Aires el año 1953, en una breve edición para amigos. Después edita, en Colección Alba, "Cantigas do vento" y ahora "Los parajes inmóviles". Tiene inéditos dos libros, uno en gallego, "Canabal d-ouro" y otro en castellano, sin título todavía.

     Si en “Cantigas do vento", María del Carmen Kruckenberg aporta su conocimiento del alma lírica de Galicia en una versión troquelada en lo popular, demostrando, una vez más, que Ias raíces esenciales de todo poeta están imbricadas en la entrava del pueblo; desarrolla en "Las palabras olvidadas" y, especialmente, en "Los parajes inmóviles" una teórica más transcendente del quehacer poético, nutriéndose del pensar y el sentir actual, en cuanto éste tiene de acuciante pregunta sin respuesta, lejos del puro formalismo y más lejos aún del romanticismo retórico. "Los parajes inmóviles” nos da una medida cabal del profundo lirismo de María del Carmen Kruckenberg, cuya voz es una de Ias mós díófanas de Ia poesía gallega contemporónea, tan rica hoy en mujeres de altas singladuras poétlcas.

Celso Emilio Ferreiro